AeroFotoFest un recuerdo para toda la vida

Tiempo de lectura: 4 minutos

Cuando hace 7 años comencé a plantearle al Aeropuerto de Carrasco mi interés de que los Spotters (fotógrafos aeronáuticos) fueran invitados a los eventos de aerolíneas y tuvieran oportunidad de estar del otro lado del alambrado, lo hice porque tenía la convicción de que eran un actor más de la Comunidad Aeronáutica y que su conocimiento y trabajo no estaba recibiendo el reconocimiento que merecían.
En los primeros Festivales Aeronáuticos que desde Volemos ayudamos a organizar, tuve la oportunidad de realizar spotting como parte del entregable que ofrecíamos al AeroClub organizador. En aquel entonces, 2009,2010, conseguía cámaras réflex prestadas y luego procesaba miles de fotos para terminar publicando algunas ya que muchas no me quedaban muy bien que digamos.

Ser el fotógrafo del evento y además tener el brevet al día, tenía sus privilegios. Nuestro trabajo había sido coordinado con el resto de los organizadores, por lo tanto, con el mayor profesionalismo posible, estrenando los chalecos fluor que todavía no eran obligatorios para las motos, las credenciales de acceso que nos identificaban debidamente, y en comunicación vía vhf con la Torre de Control, podía hacer fotos desde el techo de alguna torre de control mientras que los A37 de la Fuerza Aérea le apuntaban con sus pasadas bajas, pude esperar el aterrizaje desde el centro de la pista para capturar de frente el toque y luego moverme raudamente hacia el costado, también pude volar en Helicóptero durante algún desfile o esperar la descarga de agua en demostraciones de apagado de incendios. Todas estas actividades son recuerdos inolvidables. Pero durante los festivales también ocurrían otras cosas que no escapan a la actividad comercial de las aerolíneas.

También sucedía que personas sin ningún tipo de conocimiento sobre la operativa de un aeródromo, sin haber recibido un brieffing o estar en contacto con los controladores o pilotos, ingresaban al área de maniobra para hacer sus fotos, también sucedía que cuando alguna empresa de prensa precisaba cubrir la llegada de determinado vuelo a pedido de alguna aerolínea y no había contratado a su fotógrafo habitual, te llamaban a cualquier hora para pedirte con voz dulce que fueras urgente al Aeropuerto para capturar ese momento y luego le mandaras las fotos sin marcas de agua y también sigue pasando que algunos medios publican fotos sin solicitar las autorizaciones correspondientes, y en algunos casos con o sin Photoshop sin siquiera consultar a quién la sacó o muchos menos referenciarlo debidamente.

Este artículo no tiene como objetivo hablar sobre la protección de los derechos de autor, ni profundizar en lo que sucede cuando compartimos una foto por redes sociales.
Mi intención es resaltar la importancia que tiene para muchas personas poder participar de una jornada de fotografía al borde de la pista de un Aeropuerto en el que operan aviones de todos los tamaños.

Tampoco voy a detallar todas las cosas en las que AeroFotoFest se diferencia de los eventos de Spotting de otros Aeropuertos de la región, pero si voy a resaltar a modo de ejemplo, que en algunos, el ingreso al evento es reservado para un grupo cerrado de spotters y que en otros, los participantes están prácticamente afuera del Aeropuerto.
Marco estos dos puntos, ya que el hecho de que al evento realizado en Montevideo puedan participar personas de todo el país y que no necesariamente sean Spotters, nos permite valorar lo especial que es esta oportunidad.

Para los Spotters, es su día. No hay dudas que pueden estar unas cuantas horas en una posición en la que no tiene acceso frecuentemente y que toda la fiesta es en reconocimiento de su trabajo. Pero para las personas de todas las edades, de cualquier punto del país, con o sin conocimientos de fotografía o de aviación, con o sin cámaras profesionales, que se acercan a 150 metros del punto donde aeronaves de gran porte aterrizan o despegan, resulta por lo menos, emocionante.

Todos conocemos la frase que dice: “Elige un trabajo que te guste y no tendrás que trabajar ni un día en tu vida” y estando en el Aeropuerto, a muchos les encantaría trabajar allí, todos los días viendo de cerca a las aeronaves, pero es inevitable, que para quienes realizan las 8hrs, o para quienes frecuentan el Aeropuerto, los aterrizajes y despegues, los motores, el sonido, se vuelvan rutinarios.

Es por eso, que cuando durante la organización del AeroFotoFest, conocemos historias que nos permiten resaltar el espíritu aeronáutico, hacemos todo lo que podemos para cumplir sueños en realidad.

El sábado pasado, durante la cuarta edición del AeroFotoFest, uno de los colaboradores del evento, le explicó a una participante que a raíz de las medidas de seguridad adicionales que se debían tomar por la cumbre del G-20, no íbamos a poder visitar una aeronave de pasajeros tal cual lo teníamos previsto y eso le provocó una fuerte decepción, ya que su sueño, era poder tocar un avión. Isabel tiene 40 años y vivió toda su vida en la ciudad de Rocha, un punto del país por el que los aviones comerciales pasan a 9000 metros de altitud en promedio y de los cuales muchas veces sólo se puede ver la estela que forman en el cielo.

Cuando tomamos conocimiento de la importancia que tenía para ella tener la posibilidad de estar tan cerca de un avión, como para poder tocarlo, consultamos inmediatamente al Supervisor de Operaciones del Aeropuerto, quien sin dudarlo, realizó las coordinaciones correspondientes para cumplir este sueño.

Nos llena de satisfacción encontrar personas dispuestas a hacer la diferencia por los demás, personas que con su pasión, mantienen vivo el espíritu aeronáutico.
Cuando un evento de esta magnitud es gratuito, sin requisitos de acceso y está centrado en la experiencia del participante, nos sentimos orgullos de formar parte y de dedicar nuestro tiempo y energía para que otros puedan también cumplir sus sueños.

Más tarde, nos enteramos, que Isabel junto a Cristián, habían venido desde Rocha, compartiendo el transporte, luego de que los pusiéramos en contacto los días previos al evento al darnos cuenta que ambos vendrían desde allá.

Muchas gracias al equipo de Operaciones de Puerta del Sur por invitarnos a su casa una vez más y compartir juntos nuestra pasión.

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Martín Filippi
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Me gusta volar, me gusta su ciencia, la historia de los hombres y mujeres que hicieron realidad lo que parecía imposible. Me gusta lo que la experiencia o el anhelo del vuelo tiene el potencial de modificar en nuestra percepción de la realidad, de los límites, de los desafíos. Dedico una parte importante de mi tiempo libre a impulsar este proyecto, con la visión de que si nos lo proponemos, podemos desencadenar un cambio semejante en aquellos que todavía creen que para volar hacen falta alas.

1 Comment
  • Nelson Rosano
    Posted at 17:53h, 13 diciembre Responder

    Excelente artículo Martín!
    además de ser piloto y fotógrafo de festivales sos un escritor espectacular
    los agradecidos somos nosotros por permitirle a través tuyo, abrirle nuestras puertas a gente apasionada que lo disfruta a pleno
    vamos por mas!!
    un fuerte abrazo

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